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Verano pandémico para reflexionar

  • Foto del escritor: Ximena Martinez
    Ximena Martinez
  • 1 jul 2020
  • 3 Min. de lectura

Estamos ya instalados en el séptimo mes del año: julio, el mes del verano, de las vacaciones, de las clausuras, de las fotos de generación, de las idas a casa para los foráneos, etc. Julio nos avisaba que venía la parte más emocionante del año o al menos los meses que son más del gusto de la gente. Pero creo que en estos momentos julio nos está planteando muchas incógnitas respecto a cómo terminaremos el año.


Hay demasiadas críticas e incertidumbre acerca de la famosa “nueva normalidad”, de cómo seguir adaptándonos a los cambios que se produjeron toda vez que llego la pandemia a nuestro país. Se habla acerca de la reducción de espacios, reducción de tiempo, reducción de gente, prohibición casi total del saludo de mano y beso, uso obligatorio prolongado de cubre bocas, horarios, días específicos incluso para salir y un montón más de protocolos que debemos seguir para incorporarnos también a una nueva vida, porque precisamente la vida que conocíamos se redujo a una mínima capacidad de libertad.


Asimismo la existencia (para algunos) se nos volvió minimalista, porque nos adaptamos a un estilo en el cual, consumimos y usamos menos. La sociedad también se volvió más real y un poco menos banal y superficial, porque no había la necesidad de pretender algo que en realidad no se es o que no se tiene. Se aprendió que para enfrentar los vacíos existenciales ya no había lugares como plazas comerciales o cines a los cuales llenarse, y que el vació se afronta estando frente al espejo.


Hace unos días leí en las redes sociales que mucha gente se sentía decepcionada por no poder llenar una agenda 2020 de planes, actividades y metas que cumplir. Hay quienes se obsesionan con la idea de anotar algo cada día para no tener la sensación de no ser lo suficientemente productivos. Porque nos enseñaron que entre más cosas hagamos mejores somos, incluso en el trabajo.

México por ejemplo, era uno de los países (hasta antes de la pandemia) con más horas nalga, ya que existe la absurda teoría de que, entre más horas se esté en la oficina, más eficiente es una persona. Y a decir verdad, la situación dista mucho de ser así porque nos acostumbramos a trabajar bajo presión dejando todo para el último momento.


Ahora, durante esta pandemia es lógico que quisiéramos sentirnos útiles, tomar ventaja de pasar el día encerrados, y tal pareciera que hasta se volvió una competencia con otras personas por demostrar quien leía más, quién estudiaba más, quien limpiaba, quien tomaba cursos, quien fuera mejor durante este encierro. Sin embargo como ya lo hemos abordado, la pandemia no ha sido la misma para todos. No se está en igualdad de circunstancias.


Foto de Lisa Fotios en Pexels


De igual manera, sabemos que la productividad en casa también depende del estado emocional de la persona, habrá días en los que pareciera teníamos la energía para construir una casa y otros, en los que mover un plato nos costaba mucho. Así que, ante la desesperanza que podemos sentir al no ver una agenda o el calendario repletos de itinerarios o rutinas, vamos a llenarlos de pensamientos, de ideas, de dibujos, de garabatos, de palabras que sirvan para que cada día logremos percibir que la verdadera fortuna o eficiencia de la vida, es despertar cada mañana y aprenderla a vivir con sus idas y vueltas.


Que los días que nos reste de contingencia y los cambios que aún nos faltan por experimentar, tendremos de alguna u otra forma, que adaptarlos a la vida, y dentro de esta perplejidad, hallar serenidad.


Más allá de las teorías radicales y las conspiraciones que hay acerca del origen y el desarrollo de esta pandemia, definitivamente estamos aprendiendo mucho. Aprendiendo a valorar, aprendiendo a vivir un día a la vez, aprendiendo a darle sentido a lo que realmente tiene que ser.


No se trata de “julio sorpréndeme” sino de que seamos nosotros quienes produzcan las condiciones necesarias para no ser los mismos que iniciaron el año, para dejar atrás la subsistencia trivial que llevamos y convertirnos en seres más fuertes, más resilientes, más capaces.


Veamos qué más podemos aprender de este julio, el cual espero no venga tan despiadado como los seis anteriores.


Gracias por leer esta reflexión.

Excelente inicio de mes.


 
 
 

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