top of page
Buscar

Un diciembre diferente

  • Foto del escritor: Ximena Martinez
    Ximena Martinez
  • 14 dic 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 17 dic 2020

Pues llegó nuestro anhelado viernes del año. Nuestro diciembre; ese mes rojo y dorado que brilla en el calendario, el mes que nos repara de todo lo que sucedió, en el que aumenta la esperanza y los kilos en el cuerpo; el mes que más suicidios presenta y en el que las familias se reencuentran; cuando el consumismo nos consume hasta los calzones, o al menos, así era antes de este aterrador 2020. Quizá para algunos, fue larga esta espera, para mí, este diciembre llegó tan apresuradamente; pero de algo estoy segura, llegó como para curar muchas heridas.


Sí, nuestro antiguo diciembre nos presentaba un panorama que a todos nos gustaba; fiestas, posadas, el famosísimo maratón Guadalupe Reyes – toda una tradición mexicana – cenas navideñas, el gustito o regalo que todo el año esperamos, el aguinaldo que ya estaba más que distribuido, vacaciones, etc. sin embargo, ya lo escuchamos hasta en los comerciales, este diciembre será totalmente diferente. Es un diciembre que espera seguir reactivando la economía de un país que aún sigue, luchando entre la contingencia y la terquedad; un diciembre que intenta recordarnos, la importancia de la familia pero también de esta nueva normalidad, vendiendo árboles, esferas, adornos que puedan decorar hogares tristes o regalos que sanen duelos. Pero no sé qué tan posible sea esto.


No está de sobra recordar que hay familias que perdieron miembros y familias que se perdieron por completo. Personas que se quedaron sin trabajo y hasta probablemente, de hacer un festejo navideño. Familiares esperando respuestas fuera de hospitales o haciendo trámites de funerales. La Navidad no será su fecha preferida, no habrá decoraciones, ni cenas, ni palabras que consuelen. Qué drástico se puede leer esto, pero es la realidad de al menos 114 mil familias en nuestro país (cifra hasta el día de hoy). Que si bien es cierto que al principio eran solo parte de una cifra, llegó a un punto en el cual, se trataba de un amigo o un conocido, gente que nos rodeaba o a quien conocíamos solo de vista.


Aunque la muerte es una acompañante de cada año en las cenas de Navidad, en particular, este 2020 nos arrebato de una manera tan aguda a alguien en especial. No sé si en algún momento hemos sentido a la muerte tan presente y tan cerca, en cada paso y en cada persona. Y a pesar de esto, aún llegamos a discutir con la gente que parece no entender la gravedad del asunto. Sé que dolerá mucho restar lugares en la mesa, dolerá no reunirse como se acostumbraba, dolerá incluso, para aquellos cuya enfermedad no atacó, el recordar cada nota o noticia que a sus oídos llegó.



Tal vez, es por ello que de este obscuro panorama, surja esta exaltada necesidad de festejar, de sentirnos un poco esperanzados, de que al término de esta Navidad y año, la situación cambié por completo. De llenar esos espacios en casa con adornos y luces, que – literalmente – nos iluminen, nos permitan festejar como incluso, el mexicano está acostumbrado a hacerlo. No es de esperarse que, existan también personas que se sientan bendecidas y afortunadas de vivir esta época del año con la familia completa, con trabajo y con salud, ya que también existe ese otro lado de la moneda.


Y no, no es para molestarse, ni para envidiar, pero tampoco para presumir. Tenemos realmente que hacernos conscientes del equilibrio de la vida misma; de esa rueda de la fortuna que si nos mantiene arriba, también nos llevará hacia abajo y de nueva cuenta. Recordemos que, comercialmente la Navidad nos habla de una época de reflexión, de empatía, de humanidad, al menos podemos apegarnos a los – quiero pensar – sinceros deseos que enviaremos a los demás en esos mensajes, tarjetas y regalos.


Las redes sociales, en su mayoría, estarán inundadas de árboles navideños, de cenas, de familias que se reunieron siguiendo o no las recomendaciones y de los regalos que se dieron; en lo personal soy más del equipo “Grinch”, no es de mi total agrado esta cuestión entre consumista y festiva, como ya en una ocasión se los mencioné, sin embargo, espero que también sean saturadas las redes de acciones que puedan cambiar aunque sea por un momento, la situación de alguien más, de respeto hacia el dolor o duelo ajeno, de realmente exaltar el valor que se tiene al estar vivo y con un día más de posibilidades.



Sé que estamos esperando mucho de este diciembre; le estamos cargando la responsabilidad de abrazarnos y darnos confort, darnos una respuesta que pueda reparar todo lo que nos dolió este año; hacernos saber que valió la pena tanto encierro, tanta ansiedad y tanta desilusión. Entonces, la Navidad debería ser a partir de ahora, una ocasión para reafirmar lo valiosa que debe considerarse la vida, lo también valioso que es tener una familia, lo importante de la salud tanto física como mental, lo ricos que podemos ser teniendo esto y que la libertad no se basa en hacer lo que queramos, sino en saber hacer lo mejor para nuestra existencia, sin afectar a otros.


Por lo tanto, la Navidad no solo será la oportunidad de despilfarrar dinero para hacerle saber a nuestra gente que la queremos, puesto que lo material ha de pasar a otro término y esta pandemia se encargó de hacérnoslo notar. Es lógico que queramos celebrar como si nada hubiera cambiando, como si aún pudiéramos salir y hacer las clásicas compras de última hora, olvidar lo mal que en su momento la pasamos en esta contingencia, sin embargo seguimos ante un peligro eminente; aunque ya se escucha de manera alentadora noticias sobre un plan de vacunación, no debemos olvidar que tenemos que seguir siendo parte de la solución y no del problema.


En verdad, deseo que este diciembre nos sane a todos. Tanto a quienes perdimos, como a quienes aún conservamos salud, familia o trabajo. Que sane hogares y corazones; que nos mantengamos vivos, sanos y unidos incluso, a la distancia; independientemente de cuál sea el motivo religioso o no, por el cual festejemos esta fecha.

Que nos permita reflexionar cada mañana al despertar para saber que el mejor regalo de Navidad, lo tenemos dentro de cada uno de nosotros. Tú decidirás si se trata de tu corazón, tu alma, tu mente, tu fe o tu salud.



Muchas gracias por seguir aquí, por tu lectura y por supuesto, que tengas una ¡Feliz Navidad!

Con cariño, Ximena.


 
 
 

Comments


© 2023 by Name of Site. Proudly created with Wix.com

bottom of page