top of page
Buscar

"Te sigo viendo como enemiga"

  • Foto del escritor: Ximena Martinez
    Ximena Martinez
  • 7 mar 2021
  • 2 Min. de lectura

Aunque mis tiempos dorados son tuyos también y aunque en mi brillo resplandezca la luz de tu lucha, te sigo viendo como enemiga…


Porque aún me cuesta despojarme de prendas que sugiero arropen tu cuerpo, que para mí se ve descubierto.


Porque me atrevo a señalarte con las mismas manos que alguna vez estrecharon las tuyas al conocerte, porque al mirar tu aspecto intente no hacerme una idea de la vida que has llevado.


Porque cada día que me miro al espejo busco no parecerme, no encontrar rasgos que nos igualen, porque ya no soy la niña que juega a ser igual a su madre.


Porque no desisto a luchar por un hombre, sea por vanidad u orgullo, porque declaro que quien despierta la infidelidad es siempre la sonrisa de mi enemiga.


Porque no existe un día aún, donde las vea a todas bonitas, donde vea sus historias, sus triunfos, sus guerras, no sus etiquetas, no sus tallas, no sus piernas.


Te sigo viendo como enemiga, porque si estás logrando algo, asumo que la mano y la bendición de un hombre te han llevado al triunfo, y si ha de ser así, tampoco me atrevo a entenderlo.


Te sigo juzgando porque veo que sueltas cada segundo de tu vida sin la apuración con la que alguna vez crecimos, sin la exigencia del reloj y de convertir tu cuerpo en un dador de vida.


Porque si has dejado que alguien te toque, te ofenda, te humille, pienso que fuiste tú quien ataco primero, pienso qué tanto hiciste para merecer eso.


Porque si a tus hijos les falta, es tu ausencia la responsable y no la de la una padre, porque hasta eso hemos aprendiendo, que lo esencial siempre lo debe dar una mujer.


Porque aprendí a ser mujer con las manos en las brasas y me río de ti, porque en estos tiempos modernos que llaman algunos, dices no estar hecha para la cocina.


Porque asumo que competimos por las miradas, porque quiero ser más alta, más delgada, más rubia, más que tú, para que en el fondo sea yo quien se sienta segura.


Porque no puedo permitir que tu atinada juventud me quite presencia, ni tú puedes doblegarte ante la otoñal piel de mi experiencia, porque mis años fueron buenos y los tuyos, serán solamente distintos.


Te sigo viendo como inquina hasta en sus formas más absurdas, que busco abatir con adjetivos malos tus actos, tus vestidos, tus colores en los ojos y en los bolsos y es tanto lo que hablo que no me doy cuenta que esta saliva también salpica de mi lado.


Pero me sigues doliendo, en cada nombre, en cada nota, en cada tortura, yo también sangro.

Una parte de mí también muere, también sufre, también se parte.


Aunque mis tiempos dorados son tuyos también, pido que tu brillo nunca se apague, aun cuando no he aprendido a dejar de verte, como enemiga.



 
 
 

Comments


© 2023 by Name of Site. Proudly created with Wix.com

bottom of page