Solo en México
- Ximena Martinez
- 20 sept 2020
- 5 Min. de lectura
Septiembre, es por mucho mi mes favorito. Celebro mi vuelta al sol y cuando finaliza, octubre, noviembre y diciembre se convierten en mi viernes, sábado y domingo. Septiembre es también el mes de la patria, el mes de la celebración de la libertad, el mes de los héroes de la historia, el mes del pozole, del tequila, todo se pinta de tricolor, todo es ¡Viva México! Todo es charro, todo lleva chile y música regional. Y qué decir del día del grito, con orgullo portamos bigote, sombrero, trajes regionales, trenzado el cabello y entre más mexicanos nos veamos mejor; pero -¿Qué nos pasa, los siguientes días del mes? Poco a poco nos vamos olvidando de nuestras raíces y hasta del español.
Obviamente no es algo que a todo el mundo le suceda, sin embargo es una situación compleja porque nuestro país debe lidiar con extranjerismos por todos lados. Solo observemos a nuestro alrededor, identifiquemos cuántas marcas gringas, alemanas, chinas, japonesas, etc. tenemos en casa. ¡Claro! Se trata de mejorar la calidad de la vida en todos los aspectos posibles, desde el transporte, la tecnología, la vestimenta, las redes sociales, por mencionar los más destacables.
El hecho de que exista la globalización, hace que en México la competencia se dificulte un poco más. Sabemos -por esos mismos extranjeros – que incluso para ellos no lo somos. No somos competencia porque el mexicano también posee una peculiar singularidad que siempre lo ha distinguido de los demás países.- ¿A cuántos no nos tocó escuchar alguna vez esos famosos chistes del gringo, el chino y el mexicano? Y la picardía tan graciosa y hasta cierto punto, heroica con que finalizaba distinguiéndose el mexicano.
Ya no nos asusta tanto que los demás países tengan el concepto del mexicano como perezoso, corrupto y agresivo porque precisamente es así como a veces se resuelven las cosas en México. Y está otra manera de darlo a conocer donde nosotros mismos nos mofamos de esas obras mal construidas donde colocan un poste en medio del acceso para discapacitados, de esos distintivos anuncios como “Liverpulgas”, de que siempre hacemos famosas a personas realmente triviales con su “Lady” y “Lord” y qué decir de la mayor invención que hasta el día de hoy nos saca una sonrisa hasta en un momento de tristeza, los memes.
Solo en México, señores. Solo aquí somos capaces de sentirnos orgullosamente mexicanos el día de la celebración del grito y los días que jugaba la selección, porque aquí el futbol separa o une de por vida a la gente. Los demás días, de preferencia que no se nos note tanto; reinventamos hasta nuestro lenguaje con esta fusión semántica del español y el inglés, o mejor dicho con el spanglish de una manera tan ingeniosa que es ya muy difícil quitárnoslo de encima – ir de shopping a la hora del lunch- por mencionar un ejemplo y mucho más complicado expresiones meramente gringas como –cool y bye-.

Foto de Bruno Cervera en Pexels
Siendo aún más sinceros, nos cuesta desprendernos de los nombres en inglés y los seguimos eligiendo por encima de las lenguas indígenas cuyos significados aluden a la naturaleza y que de conocerse mejor entenderíamos que lo mexicano no es naco, no es pobre, ni feo – como en su momento lo escribí en el ensayo el mexicano malinchista (https://xmena365.wixsite.com/misitioximena/post/el-mexicano-malinchista) - lo mexicano tiene significado, tiene historia, tiene cultura y tiene años de luchar por seguir preservándose pese a la conquista española y ahora, la invasión de nuestro vecino más incómodo.
Solo en México, dejamos todo para la mera hora, la expresión “ahorita” puede significar hasta 24 horas después, la puntualidad casi no existe, ni tampoco la justicia. Nos llevamos los primeros lugares en feminicidios, en trata de personas, en obesidad infantil, casi siempre le echamos la culpa al gobierno y a la mala suerte de nuestras desgracias, le apostamos más a la magia que a la ciencia, porque incluso aunque existan excelentes universidades, las cosas científicas solo son para “los inteligentes”.
Ese México que se ha vuelto arisco, tiene mucho que ofrecerle al mundo. Basta con conocerlo. Conocer sus múltiples climas, su orografía, su vegetación, su comida que es Patrimonio Cultural de la Humanidad, sus centros ceremoniales, sus pirámides una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. Aunque pareciera que lo que escribo suena como para un anuncio publicitario de turismo, es cierto que existen tantas otras razones para expresar que– solo en México- lo encuentras.

Foto de Juanjo Menta en Pexels
Pero a veces nuestra mentalidad nos hace retroceder, se nos enseña desde chicos a burlarnos del que sigue las reglas y que romperlas nos hace mucho mejor, a ganar haciendo trampa o “tranzar para avanzar”, a medir la superioridad con el automóvil y su música más estruendosa, el hígado más reciente al alcohol y el mayor número de groserías al hablar. Sí, todo eso es mexicano y enorgullece a muchos.
Pero también deberíamos alzar la cara con nuestras herencias. Alzarla cuando bailamos y celebramos a la muerte, con nuestra mayor y más grande tradición, que incluso ha querido ser copiada por algunos otros países e irrumpida por esa festividad gringa. Tan atraída es la fiesta de Todos Santos que hasta dos películas, en especial una estadounidense que obtuvo más relevancia, cuentan nuestras historias.
El mexicano tiene tantas razones para sentirse orgulloso, y no precisamente aquellas que lo enuncian como corrompido o bárbaro. El orgullo debe venir desde ese color bronce que muchas generaciones han querido perder porque no encaja con el estereotipo occidental de belleza; esas 68 lenguas indígenas que son aún habladas de norte a sur pese al proceso de mestizaje, de esa unión y solidaridad con los más necesitados ante las tragedias como los terremotos y los huracanes, de cada personaje paisano que ha de resaltar en el mundo ya sea como inventor, actor, músico, deportista o artista…
De esas aportaciones y contribuciones que le dimos al mundo, como Luis Ernesto Miramontes y su pastilla anticonceptiva; Guillermo González Camarena y la televisión a color; Filiberto Vázquez y la tinta indeleble; Joel Sosa y Sergio Omar Cáceres con el concreto traslúcido, el color rosa mexicano gracias a Ramón Valdiosera, el Arquitecto Luis Barragán, los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, la primera pintora reconocida a nivel mundial Frida Kahlo, la Directora de Orquesta Alondra de la Parra, el Ingeniero y primero hombre mexicano en el espacio Rodrigo Neri Vela, el Químico Mario Molina, los hombres que le hicieron frente a los países del Eje como el Escuadrón 201 en la Segunda Guerra Mundial y tantos personajes más que podemos mencionar que han dejado huella en la historia universal.
Porque México sí es un país lleno de talentos, lleno de gente que quiere hacer la diferencia, lleno de gente que lo ama y pone en alto su nombre, gente de la que poco sabemos pero que deberíamos conocer mejor; personajes que deben ser recordados y honrados porque aunque a veces no se tienen todas las posibilidades o se carece de oportunidades, hay algo que impulsa a un mexicano a seguir buscando la manera de cumplir sus propósitos, aún con toda y esa versión que se tiene de él en el extranjero, solo es cuestión de conocer que hay más allá de nuestra nacionalidad.
-Solo en México- también pueden pasar cosas buenas. Basta con que tratemos de hacer de este país un mejor lugar y el país donde un mexicano brille con luz propia sin apagar a los demás.
¡Gracias por leerme esta semana!

Foto de Ricardo Esquivel en Pexels
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