top of page
Buscar

Privilegios y carencias

  • Foto del escritor: Ximena Martinez
    Ximena Martinez
  • 7 jul 2020
  • 4 Min. de lectura

PRIMERA PARTE


Una de las razones principales por las cuales decidí crear este espacio, es precisamente la apertura de la reflexión y el aprendizaje. Como lo digo y lo escribo: todo lo que nos rodea, nos está enseñando algo. Aprendemos de la desgracia así como de la dicha, aprendemos de la rutina, como de las cosas pasadas. No eres la misma persona que se levantó esta mañana. El día de hoy tuviste que enfrentar, resolver, aprender, renovarte de alguna manera. Y si te detienes un momento a mirar lo que pasa a tu alrededor, te darás cuenta de que el mundo en el que vivimos también está renovándose y cambiando.


Es por eso que precisamente en esta ocasión, escribo acerca de un tema arraigado y hasta cierto punto también olvidado en algunas ocasiones, un tema que ha definido la vida de muchas personas principalmente en nuestro país, porque el racismo se ha convertido en un sinónimo del mexicano y aunque a muchos ofende esto, estamos frente a un problema social que, como lo mencioné dirige hacía donde se encaminan los medios y los derechos humanos de un solo sector de la población.


México está dividido. Y no solo por cuestiones de política, la división de México ha estado marcadísima siempre por el color de piel, por la posición económica, por el grado de estudios, por los bienes materiales, las marcas, la música, las series de televisión. En México se dividen las posibilidades en privilegios y carencias. Los que gozan de privilegios son los que tienen un apellido, los que heredan el estatus, los que tiene el suficiente valor monetario, los de piel blanca mayoritariamente. Las carencias son las que pasan aquellos que son llamados prietos en aprietos, los de apellidos comunes, los del salario mínimo, los de educación trunca, los menos afortunados…


Este es un panorama que vemos todos los días. Sí bien no es generalizado, pero en específico es una forma de vida a la cual nos hemos habituado, estemos desde la posición donde estemos. Y no se trata de justificar que si se nació de un lado de México, es ahí donde se tiene uno que quedar para siempre, que el que es pobre está así porque quiere, pero ciertamente debemos reconocer que el régimen que ejerce el racismo y la discriminación no permiten que las oportunidades se den sin enjuiciar a alguien por su origen y su color.


Foto de Anna Shvets en Pexels



Se han abordado ya, campañas de inclusión social, donde grandes marcas comerciales muestran esa apertura a personas de tallas extra, personas transgénero, personas afroamericanas, personas con síndrome de Down y personas con capacidades diferentes; tal vez sea una estrategia lucrativa para el negocio porque “la inclusión es lo que venden en este momento”, sin embargo no podemos pasar por alto el descontento de ciertos sectores ante este tipo de campañas como también la gran aceptación que se tiene por otros. Pero, así como probablemente se estén modificando los estándares de belleza en el mundo -¿Por qué en México se sigue considerando la belleza como atributo únicamente de las personas blancas, altas, ojos verdes, azules y rasgos occidentales?


Nuevamente es el cuarto poder en nuestro país el que determina el tipo de belleza al que debemos aspirar. Los medios de comunicación se han encargado de prefabricar una ideología de vida que está muy alejada del sector real de la población, y menciono la palaba “real” porque en las series, en las novelas, en las películas vemos familias perfectas constituidas por gente de piel blanca, de ojos de color, de esos rasgos occidentales que son el equivalente a la felicidad, la prosperidad, el éxito. Y este sector real está formado por ese 80% de la población de piel morena y ese 21.5% de la población indígena cuyos rasgos significan pobreza e ignorancia.


Ese concepto de belleza que dista mucho para la mayoría de la población parece ser resuelto cuando se han creado aplicaciones con los afamados filtros para mejorar o aclarar tu tono de piel. Y es realmente atemorizante que se vuelva una costumbre el sentir vergüenza por tu color de piel. Lo mismo sucede con los retoques que se pueden hacer para los ojos, los labios, la nariz. Sé que en las redes sociales predomina este estereotipo de persona feliz, buena onda, atractiva, ese lado bueno que queremos mostrarle a los demás. Pero el problema no es la incongruencia de lo que escribimos y lo que realmente hacemos, el problema más grave sucede cuando debemos y necesitamos aparentar un cierto nivel con ciertos rasgos, con ciertos tópicos para ser aceptados en la sociedad, incluyendo ese concepto de belleza que discrimina a quienes poseen piel morena.


Y bueno, pareciera que es ilógico que el mexicano discrimine sus propios orígenes, pero es cierto. Discriminamos por ignorancia. En algún momento de nuestra historia nos hicieron creer que los españoles habían venido a salvar esta tierra de salvajes, que traían la modernidad, la religión, el conocimiento, la ciencia y la verdad absoluta, cuando en realidad nuestros antepasados eran poseedores de grandes descubrimientos astronómicos, avances en la medicina e invenciones como el sistema de drenaje, sistema político y pioneros en la educación obligatoria y gratuita, 300 años antes que Estados Unidos, por mencionar algunos ejemplos. Además de poseer hábitos de higiene y de cuidado personal.


Estatua de Hernán Cortés en Medellín, España pisando la cabeza de un ídolo prehispánico.


El acto de discriminar, no solo está acompañado de esta ignorancia, sino que también de un repudio creado que se tiene a ese sector indígena de la población, por creerlos incivilizados, insalubres, carentes de buenos hábitos y andrajosos por vivir apartados de la civilización y que si aún conservan su dialecto o su vestimenta es porque son zafios.


Y si viven algunos así, es porque lamentablemente son un sector que por muchos años ha permanecido marginado en educación, en salud, en trabajo y en todos sus derechos. Frases como “Traes el nopal en la cara”, “No tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre” y “¡Ah! Como eres indio” muestran en su totalidad el poco conocimiento que se tiene no solo de la historia mexicana, sino de la gran diversidad cultural que representan los pueblos indígenas a nivel mundial. Y todo por los errados estereotipos de belleza y éxito que conserva el mexicano…





Gracias por leer esta primera parte. Nos vemos la próxima semana.

 
 
 

Comments


© 2023 by Name of Site. Proudly created with Wix.com

bottom of page