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¡La última y nos vamos!

  • Foto del escritor: Ximena Martinez
    Ximena Martinez
  • 30 dic 2020
  • 3 Min. de lectura

El último estirón, el último escalón, el último antes de despedir a este caótico, atípico, doloroso, demencial e incomprensible 2020. El cual comenzó de lo más normal y terminó siendo, posiblemente, el que más nos enseñó. Cada quien, desde su lugar, su situación, su posición aprendió algo, no somos las mismas personas que iniciaron aquel 1 de enero.


Y aunque lo iniciamos teniendo un poco de vacilación respecto a lo que veíamos que sucedía del otro lado del mundo, con una lista de propósitos, con una agenda preparada, con los típicos rituales en los que depositábamos la realización de esas metas, probablemente casi nada se pudo consolidar. Y en este caso, no fue de nuestra total responsabilidad, porque si bien es cierto que depende mucho de la constancia, disciplina y actitud que tengamos ante estos propósitos, resulta que esta situación mundial desató una serie de conductas mentales y trastornos que incluso, llegaron a imposibilitar el día a día.


El año estuvo lleno de muchas bajadas y subidas, de noticias que nos pusieron los pelos de punta, de desastres naturales y hasta conspiraciones mundiales que nos hicieron sentir que nuestra vida estaba en un riesgo constante, esperábamos el inicio de cada mes con incertidumbre o mofa creyendo que ya nada nos podría sorprender más, pero de repente sucedió que en un parpadeo todo lo que conocíamos, todo lo que dimos por hecho dejo casi casi de existir.


Y hasta creo que el miedo a morirnos dejo por un momento, también de existir.


-¿Cómo es posible que le perdamos miedo a la muerte misma? sin entrar a los ya conocidos detalles y estadísticas de esta pandemia que arraso con el año, hemos sido testigos de la incredulidad y resistencia tontamente “valiente” que como actitud muchos optaron para sobrellevar esta situación. Y con esta respectiva actitud fue que los contagios crecieron y con ello, la súbita toma de toda libertad en nuestra persona y vida.


Sería bueno recuperar entonces, el asombro y respeto a la vida, tanto a la mía como a la que me rodea. Aunque el panorama para el siguiente año tal parece ser muy prometedor en cuestiones de salud y sé que se ha vuelto hasta como una plegaria tediosa de repetir, pero aún no es tiempo de bajar la guardia.



Considero que despedir este año también va a implicar un duelo. Así como en su momento le lloramos a quienes se nos adelantaron, lloraremos tal vez cuando escuchemos el sonar de las campanadas, cuando en silencio cerremos los ojos y dejemos ir todo el dolor, la tristeza, la angustia de todos estos meses y tendremos que aprender a vivir nuevamente, a encontrar un comienzo en todo final.


Dejar ir lo que nos dolió, no va a evitar que recordemos, ni que dejen de existir los miedos ante lo que pueda suceder, pero al menos nos permitirá darnos cuenta de la infinidad de aprendizajes que en esta situación, encontramos.


-¿Qué aprendimos? El verdadero valor de todo aquello que siempre dejamos para otra ocasión: la salud, la compañía, la familia, el tiempo, la presencia, el abrazo, el beso.


Cada persona han tenido una guerra que enfrentar, cada quien asume cuál ha sido su mayor aprendizaje y su mayor dolor, cada ser humano es y será por siempre responsable de los pasos que dio o dejo de dar, si bien es cierto que la libertad estuvo sujeta a la decisión de alguien superior a nosotros, al menos en este momento considero que se nos está dando la libertad de elegir cómo iniciar un año y no en términos festivos, sino con la plena conciencia de soltar lo que fue y tomar lo que nos hará falta.


Qué bueno fuera que el año nuevo trajera un manual consigo, que supiéramos cómo actuar los próximos doce meses, que se nos indicara cómo en un mapa a donde no estar, a donde habrá que ser más valientes o donde dejar que la sensibilidad de ser humanos tocara el fondo de nuestro corazón, sin embargo, es una petición que sabremos que se cumplirá, así que gran parte de la manera en cómo viviremos dependerá de la calidad de humanos que sembramos durante esta contingencia; porqué sí, somos unas nuevas personas.


Demos vuelta a la página este 31 y tratemos de escribir una mejor semblanza de lo que queremos ser los siguientes días, sea cual sea el ritual que quieras seguir o el color de lencería que decidas elegir, que este sea sino el mejor inicio, pero sí el inicio que esperas que pueda cambiar el aspecto de este próximo 2021. Y si con una palabra podemos incluso hasta definirnos a nosotros, yo escogería la valentía.


Foto de Javon Swaby en Pexels


Infinitamente agradecida por seguir conmigo, hasta este penúltimo día del año.

Feliz 2021, con cariño Ximena.

 
 
 

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