La razón de ser
- Ximena Martinez
- 5 oct 2021
- 2 Min. de lectura
Y todo empezó con un viaje en carretera; comúnmente ocupamos la noche para reflexionar, para pensar y con eso alborotamos el sueño, pero también la madrugada sirve para cuestionarse, cuando ves salir el sol, cuando parece un acto de magia el cambio de obscuridad a luz en un instante y es precisamente en ese instante cuando comienzas a cuestionar tu existencia.
Todo tiene una razón de ser; inclusive, hasta la existencia más rapaz y cruel tiene una explicación por la cual respira. Llámenle – misión- si quieren, pero de alguna manera todos ocupamos un papel en esta vida; el problema radica en descubrirlo. Más allá de los talentos, las virtudes, el instinto innato, más allá de la formación profesional, del trabajo que desempeñamos, más allá de todo esto existe aunque sea una sola explicación de dónde y cómo haremos la diferencia, esa diferencia que nos lleva a encontrar la razón de ser.
En lo personal siempre he creído que el más especial de los actos que pueden marcar esa diferencia es cuando tu vida cambia la vida de alguien, o salva la vida de alguien, en el sentido literal de la expresión y en el sentido estricto de que gracias a ti alguien pudo sonreír, pudo alimentarse, pudo levantarse, despertar, amar, sentir, todo acto que devuelva las ganas de vivir.
Y mientras el carro avanzaba, mientras se hacía de día, iba pensando esto; como todo ser poco social me coloqué los audífonos, pero no preste atención a la música, escuchaba más mi propia voz cuestionándome ¿lo hago? Inicié un monólogo mental. Al descartar cada excusa, me percate que llevaba años queriendo hacerlo y aunque secretamente cada una de las palabras y frases que inventé durante años estaban resguardados como si hubieran sido robados, avergonzada de mi sentir, no quise esperar más.
Aun no sé con exactitud si escribir sea la –misión- pero de algo estoy completamente segura, quiero pasar el resto de mi vida haciendo esto, "haciendo catarsis" o el nombre que sea que contenga mis escritos. Hasta que los dedos se cansen y la mente olvide las palabras, hasta que ya no tenga más nada que decir.
Alguna vez escribí, que más que competencia, necesitamos compañía, saber que lo yo siento alguien más lo siente o lo sintió, saber que no se trata de quien es el mejor o de que yo lo hago mejor, sino de aportarle al mundo algo mejor desde lo que tú haces y amar haciéndolo.
Esa siempre será mi recomendación; y si con ello, si con lo que tú haces, te sientes feliz, con eso transformas lo que te rodea. No quitas, al contrario, aportas, entregas, das algo de ti, esa es, la razón de ser.

Muchas gracias por tu lectura. No olvides retroalimentar, comentar o compartir :)
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