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El virus que siempre ha existido

  • Foto del escritor: Ximena Martinez
    Ximena Martinez
  • 8 jun 2020
  • 5 Min. de lectura

SEGUNDA PARTE


La semana pasada publiqué la primera parte de este ensayo; con una terrible decepción por mi país al saber de otro feminicidio más en esta contingencia, les comparto este segundo segmento. La verdad es que hablar de este tema en particular nos puede llevar a muchos puntos, a muchos debates, y aún se siente que hay tanto que decir. Ya que mencionamos que el machismo es un referente en la historia y sigue prevaleciendo en la actualidad con un modelo a seguir, hay situaciones que pareciera lo alimentan, lo fortalecen, lo mantienen; en esta ocasión voy abordar algunos puntos.


El cuerpo de la mujer sigue considerándose un objeto; un objeto al que quiere, debe y puede poseer el hombre. Tomarlo cuando quiera, como si se tratase de una comida que se antoja. Por lo tanto se tiene que eliminar la falsa autoridad sobre este cuerpo, dejando de promover que sea la mujer un centro de atención y atracción visual. -¿Cuántas veces no hemos visto que cuando se está promocionando un evento, ya sea de índole comercial o incluso gubernamental son mujeres quienes se encargan de estar “impecables” atendiendo, ofreciendo y ayudando en la logística? Para ser más concreta: las edecanes. Por muy común que sea esta actividad e inofensiva que parezca, demuestra a la sociedad que siempre será más agradable ver a una mujer guapa al entrar a un lugar y más para los hombres que estarán ahí. Por lo tanto se sigue comercializando el cuerpo femenino.


No obstante también suceden situaciones parecidas pero con el cuerpo del hombre. Recientemente vi la crítica de una usuaria de la red social Facebook, que comentaba que cómo era posible que se compartieran las imágenes de hombres semi desnudos, si de alguna manera las mujeres mostraban desacuerdos con imágenes respecto a ellas. Ella lo comentaba ya que precisamente en esta red social comenzaban a circular supuestas recetas de cocina que al final contenía imágenes de hombres “atractivos” mostrando su cuerpo. Analizando la controversia, desde una perspectiva justa, podemos decir que efectivamente era una contradicción que de alguna manera la mujer exige respeto a su cuerpo, pero también debe respetar el cuerpo del varón y no comercializarlo como si fuera una ocurrencia graciosa y necesaria para los ojos femeninos.


La libertad de ser…

Sí, ya sé que las redes sociales son incluso un medio para publicar ocurrencias, cosas interesantes, graciosas, memes, como sátira de nuestra propia realidad, sin embargo se tiene que ser consciente de que existen muchas personas que nos leen que no todo lo pueden tomar a broma. Hay gente, hay hombres que se toman muy en serio las publicaciones de una mujer. Por ejemplo, si una chica decide llenar su perfil de fotos de su cuerpo, con poca ropa o ropa muy ajustada, generalmente es acosada y/o criticada. Criticada porque se considera por algunos que está enseñando de más, porque probablemente está incitando a los hombres, y por ese lado es obvio que será acosada, chuleada y buscada. Aunque claro, muchas veces no se necesita mostrar el cuerpo para que alguien se atreva a escribirte o hasta invitarte a salir…les pregunto mujeres -¿Cuántas veces un hombre les escribió solo por mostrar en una foto de perfil su rostro?


Vuelvo al punto principal, no se trata de juzgar, sé que cada quien es libre de hacer con sus redes sociales lo que quiera, pero no somos dueños de lo que publicamos, porque aunque borremos una foto, se queda en internet.


Toma tus precauciones…

Existen muchas maneras de acosar sexualmente a una mujer, si tu colocas una foto mostrando tu cuerpo, esa foto pueden utilizarla para hacer catálogos de pornografía, pueden incluso con programas de edición colocar tu rostro en el cuerpo de alguien más y extorsionarte; puedes incluso ser víctima de sexting y meterte en un problema legal. Nunca se está exento al cien por ciento de no estar en riesgo alguno cuando compartes información tan personal como lo son las fotografías.


Sé que somos jóvenes (a lo mejor yo no tanto) que buscamos popularidad o destacar de alguna manera, que estamos queriendo revolucionar nuestro tiempo, que queremos ser respetadas y no tener ni vivir con miedo, sin embargo aún la misma sociedad que está recibiendo estos cambios, puede estar o no preparada para afrontarlos; así como hay mujeres de 40 o 50 años que fueron educadas bajo el machismo ahora están queriendo cambiar la perspectiva de su vida, pero también existen quienes están muy arraigadas a esta actitud y siguen promoviéndolo.


Asimismo como existen hombres que se suman al respeto y la igualdad de circunstancias para la mujer, hay otros que simplemente tachan de “ridículos” esos movimientos feministas.

Cuidemos lo que colocamos en internet; y como alguna vez una agente de la policía cibernética me dijo, aunque suene fuerte lo voy a compartir: “antes de subir esa foto especial, pregúntate si quieres que esa misma foto sea con la que tu familia te esté buscando”...


Otros problemas…

Una reflexión consistente y dura, pero necesaria para la forma en la que estamos viviendo. Y precisamente hablando de reflexiones, también se debe abordar que existen otras situaciones que siguen poniendo en desventaja el papel de la mujer, por ejemplo las letras musicales. El género banda y reggaetón están considerados por algunos como un hervidero de machismo y misoginia. Tal vez no todas las canciones pero en su mayoría hablan de cómo tratar sexualmente a una mujer y de cómo el hombre sigue teniendo ese status de macho. Pero del mismo modo, si ponemos atención a varias canciones de otros géneros también encontraremos frases que detonan el maltrato a la mujer.


Recuerdo por ejemplo, la polémica que se dio en torno a una disputa cuando Aleks Syntek, músico mexicano pedía que se regulara el horario para transmitir estas canciones en televisión y radio; de igual manera un senador había propuesto reformas para censurar canciones con dicho contenido y recientemente el caso de un cantante que mediante sus letras incitaba a esta violencia de género y en específico a una famosa influencer. Así como somos libres de ser, también lo somos para escuchar, apreciar y gustar de la música, sin embargo cuidemos las letras que pronunciamos cuando cantamos este tipo de melodías, no repitamos frases que hagan menos a la mujer.


Y otra situación de desventaja para eliminar el machismo, son los chistes y “memes” sexistas. Aunque también parezcan inofensivos y graciosos, el hecho de que los hombres en su mayoría (porque también hay mujeres que lo hacen) sigan y sigan compartiéndolos en sus grupos de comunicación y de redes sociales solo promueven más la generalización del estereotipo de la mujer que se debe quedar en casa, que no sabe manejar, que solo está para el cuidado de los hijos, que está para complacer al hombre e incluso el estereotipo idealizado de la mujer en el sexo, dispuesta a condescender a cualquier fantasía por más denigrante que está sea, el cual también está fuertemente reafirmado por la pornografía.


Triste realidad…

Podemos escribir muchas páginas con historias de mujeres violentadas, agredidas e incluso podemos escribir las historias de aquellas mujeres asesinadas en nuestro país, acompañadas de una reflexión y con la mera intención de generar empatía con la violencia de género que se vive, porque sabemos que el “ni una más” aún no llega a ser una realidad. No es una lucha de mujeres contra hombres, es buscar una tregua. Tampoco es una lucha de mujeres contra mujeres, porque no se trata de ver quien es mejor, en todo caso es ser inspiración para otra mujer, ser motivación, ser apoyo. Es entender que aún faltan muchas líneas que trazar, que si bien necesitamos que la política sea un respaldo pero también desde casa se puede trabajar y educar en valores.


Desde una foto, desde una crítica, desde un comentario, se puede hacer esa pequeña pero necesaria diferencia. Desde la manera en cómo nos tratamos mutuamente o de cómo le estamos enseñando al hombre a ser con nosotras. Todavía falta mucho por hacer o dejar de hacer porque no sabemos hasta cuando...


Ser mujer es un peligro.


Gracias por leer.

 
 
 

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