Demasiado gorda para ser feliz
- Ximena Martinez
- 22 may 2020
- 4 Min. de lectura
Hay días en los que no soy tan productiva como quisiera. Me gusta muchísimo leer, a veces hasta quedarme dormida, pero hay ocasiones en las cuales como todos, navego en las redes sociales. Y justamente fue que de repente tuve esta necesidad de escribir, de escribirle a las personas a las cuales les afecta esto; vi una publicación en twitter que llamo mi atención y decía más o menos así:
“No vayan a comprar ropa a (una cadena mundial) sí ni van a caber” Acompañada de la nariz de un cerdo y una cara con mucha gracia.
No quise entrar a ver el perfil de la persona que lo compartió, solo leí los comentarios, los cuales eran muchos de aprobación pero también había comentarios que rechazaban la actitud de esta persona. Mi intención no es criticar como tal a esta usuaria, ni tampoco meterme con la cadena de ropa mundial que ella menciona. Mi intención es que nos demos cuenta de la manera en cómo nos estamos metiendo con el cuerpo de otra persona.
De cierta manera, la publicidad que nos ataca continuamente en los medios masivos de comunicación mediante campañas o anuncios de productos nos dan un estereotipo de cómo debe ser la vida o el cuerpo de la persona. Asimismo las marcas de ropa o calzado también nos muestran cuerpos idealizados, celebridades, cantantes, actores pertenecen a ese modelo superficial al que muchas jóvenes, mujeres, niñas, niños y hasta varones aspiran, sin percatarnos que de alguna manera ellos viven de su imagen por lo tanto es obvio que le inviertan monetariamente a la casi perfección corporal.
Cuando digo que nos estamos metiendo con el cuerpo del otro, es porque enjuiciamos a la persona no solo por su imagen, sino por su peso. Damos por hecho que si alguien esta gordo es porque come mucho; que si alguien esta delgado es porque no come o hace ejercicio. Comparamos cuerpos con animales y objetos, los gordos son como cerdos, los flacos son como palos. Esta usuaria por ejemplo, sugiere que si alguien esta pasado de kilos no vaya a comprar a este lugar porque la compañía vende ropa hasta cierta talla y además porque es “como hacer el rídiculo”. Entonces se le estará excluyendo porque ese cuerpo simplemente no está para el estereotipo que maneja esta cadena.
Muchas veces esos prejuicios con los que juzgamos o tratamos a las personas, realmente son infundados. Desconocemos cómo es la vida o cual es la relación que se tiene con la comida. Como lo mencione arriba, si alguien tiene kilos de más creemos que es porque no para de comer, cuando la realidad puede ser otra. Una persona con sobrepeso puede estar lidiando con estas imágenes idealizadas, puede tener un problema de ansiedad, de depresión, un problema de salud como la tiroides por ejemplo o incluso un trastorno alimenticio. Puede que no tenga el tiempo para hacer ejercicio o no quiera hacerlo, o tal vez es feliz como es.
Una persona delgada, también puede estar lidiando con problemas alimenticios, desarrollar anorexia, anemia o bulimia, puede estar queriendo subir de peso o estar viviendo con el constante miedo de hacerlo. Puede matarse horas haciendo ejercicio o no, o también puede ser feliz siendo así. El punto es que no debemos definir, tratar, juzgar o excluir a alguien por sus medidas.
Pero -¿por qué nos molestan tanto los cuerpos obesos, con celulitis, con la ropa apretada o los cuerpos huesudos, planos? El problema es nuestro; es mío, es tuyo, porque no entendemos que entre la diversidad corporal humana, no solo hay gordos y flacos, hay personas dentro de esos cuerpos que intentan vivir a su manera, que se ven al espejo diariamente, que a lo mejor aman o no lo que ven o que aspiran a más o a menos peso. Es la batalla propia de cada ser humano.
También quiero comentarles que existen campañas de “amor propio” que van precisamente enfocadas en esto, en amarte tal cual como eres. El hecho de generar una autoestima sana ayudará a no clavarse en las ideas extremistas de no hacer algo por tu cuerpo, con el pretexto de que “así, yo me acepto” o “así me quieren”.
Estoy de acuerdo en que, no porque seas “gordita” debes forzosamente adecuarte a un estilo de vida en el que no crees; no porque seas “flaquita” de igual manera tienes que hacer algo para no enfermarte o desaparecer. No sometas tu cuerpo a dietas o ejercicios que en vez de ayudarte, te están enseñando a no respetar tu cuerpo o a renegar por lo que tienes. No compares tú delgadez o tu gordura con la de alguien más. No intentes tener el cuerpo de alguien que ves en televisión, que ves en redes sociales.
Sin embargo…
Si tienes kilos de más, eres feliz y no te comparas con nadie, adelante, pero no descuides la posibilidad de que esos kilos puedan más adelante dificultar o traer consigo problemas más graves de salud. No olvidemos que México enfrenta un serio problema de obesidad, diabetes e hipertensión. Por lo tanto en esta faceta del amor propio tú debes tomar la responsabilidad y puedas incluirle a tu vida otros hábitos saludables.
Si estas queriendo tener el cuerpo de algún artista, de alguna celebridad, no lo hagas. Ellos pagan por tenerlo, se someten a estrictas dietas, ejercicios y operaciones. Cuida lo que tienes, sea mucho, poco… es tuyo. Y si no lo valoras, nadie más lo hará por ti.
Basta de meternos con el cuerpo ajeno, un chiste, una broma, una palabra hiriente, un apodo puede costarle la vida emocional a alguien. Antes de juzgar cuerpos pregúntate sí tú estás a gusto contigo mismo. Si no es así, trabaja en ti. No en ellos, no quieras que ellos cambien lo que no resuelves por dentro.
Suena a comercial y está bastante trillado, pero en verdad ama tu cuerpo. Escúchalo, respétalo, valóralo, cuídalo. Ciertamente el cuerpo es un reflejo de la persona, ciertamente la salud debe ser lo más importante, pero nadie es demasiado grande, gordo, flaco, chico para no ser feliz…
El hecho de exigir respeto no excluye que seamos responsables de cuidar nuestra propia salud…
Gracias por leer😉

Foto dePolina ZimmermanenPexels
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